facebook

domingo, 16 de enero de 2011

Los cuerdos locos

Es impresionante, ¡no era el último, había llegado a tiempo!. Después de la maratoniana carrera  había alcanzado su objetivo, ¡ya era suyo, lo había conseguido!.

Pero, ¿dónde vamos?...no entiendo por qué siempre corremos por las calles, por qué parece que siempre llegamos tarde a un sitio, ¡como si en cada paso andado nos fuera la vida!. ¿Es el tiempo de los locos o acaso somos cuerdos inconscientes?. Tal vez, sólo seamos cuerdos locos a los que nos gusta complicarnos la vida. En cualquier caso, a veces decimos no tener tiempo para ir al gimnasio y ponernos en forma pero, sin embargo, no renunciamos a correr por las aceras mientras vemos escaparates con maniquís perfectos y restaurantes atestados de gente tomando una copa después de la oficina mientras miran el reloj porque también hay prisas por volver a casa. Esto no es sano, sin dudarlo no es más que una forma de ahogarnos los pulmones y el corazón en un incesante y acorralado latido al que le obligamos a vivir cada día que empezamos.

Vayamos por partes. Cuando iniciamos un año, a veces incluso a mediados de ese año, tomamos decisiones para cambiar ciertos aspectos de nuestra vida, queremos mejorar, sembrar más sabiduría interior, almacenar más energía positiva y desechar la que nos hace daño a nuestra mente y a nuestro estómago. Sin embargo, a pesar de nuestro grato y excepcional propósito, iniciamos nuestro primer día laboral después de nuestra promesa entregados de brazos abiertos a nuestra ajetreada rutina con prisas y muchas veces con malos humos, rompiendo así los primeros lazos que nos unían a nuestra intención de iniciar un cambio en nuestras vidas. Pero, ¿a qué tenemos miedo, al éxito? ¿O tal vez sea al fracaso?. ¿Es acaso miedo de nosotros mismos?, ¿de qué huimos con tantas prisas que nos alejan de todo cuanto nos proponemos para hacer de nuestra vida un santuario convirtiéndola en una maratón de trajes grises y tacones de charol?.

Como no nos detenemos a reflexionar sobre nosotros mismos, cuanto menos sobre los demás, nos empiezan a surgir dudas existenciales, nos volvemos pasivos ante ciertas noticias que, antaño, podrían abrumarnos y no dejarnos dormir. Nos quedamos casi indiferentes ante ciertos gestos adoptados por un sistema que de sobras sabemos que no funciona, pero nada hacemos por cambiarlo. Parece que, como si de una película se tratara, tuviéramos un guión escrito de antemano y nos entregamos a él como si marionetas fuéramos. ¡Qué triste final no decidir por ti mismo de forma consciente!.
Vamos a ver, ¿a dónde llegamos tarde, a la tercera estantería de nuestra tienda favorita, al segundo colgador de nuestra boutique?...¡¿por qué corremos!?, ¿es que no sabemos hacer otra cosa que no sea correr como si estuviéramos perdiendo la vida y quisiéramos llegar a tiempo para recuperarla?. La estamos perdiendo mientras perdemos el tiempo corriendo como si el mundo se acabara al día siguiente y, sin embargo, no nos damos cuenta.

Cuando, cada noche, me voy a dormir a mi cama, a mi remanso de paz y calma…mi retina no osa a dejar de recordar cada rostro visto durante ese día donde cada uno de ellos parece llevar escrito en la frente un cartel grande que dice “estoy perdiendo el rumbo y no sé  cómo encontrar el norte”, las prisas de muchos por las calles de una gran ciudad, los ruidos que inundan nuestros tímpanos sin darnos opción a escuchar los posibles sonidos de la poca naturaleza que rodea un asfalto en una ciudad tan urbanizada y cosmopolita…y siempre, cada noche, antes de cerrar mis ojos para sumergirme en los sueños de un  país donde los duendes y las hadas aún existen y me hacen compañía acercándose a mi lado, mi retina se siente cansada de ver siempre las mismas prisas en todos los rostros que se cruzaron en mi camino, y mi mente se acelera agolpando mil pensamientos sin orden y con gran caos, mientras mi corazón, a su ritmo, intenta poner sosiego donde, para otros, jamás habrá un lugar donde detenerse:  nuestra esencia, nuestro Yo.

Porque yo, hace tiempo decidí dejar de correr, por eso, cuando alguien me dice que no ha sido el último y que ha llegado a tiempo alcanzando así su objetivo, suelo pensar qué triste realidad la que vive,  su único objetivo es conocerse a sí mismo y ahí, sí es el último en llegar mientras siga entregado a esa inercia de caudalosas prisas, y le queda aún mucho por andar…que no por correr.

10 comentarios:

  1. Hola Eva cuanta razón tienes,siempre con prisas incluso personas jubiladas que podrian vivir relajadamente van con prisas,prisas para todo

    ResponderEliminar
  2. O nos detenemos o nos detendrá el tiempo antes de lo previsto. ¿Prisas? Sólo las necesarias, no las que nos inventamos. ¡Siempre hacíendonos reflexionar Eva, gracias guapísima!

    Javier Gómez

    ResponderEliminar
  3. Sin duda, es para tenerlo presente, siempre corriendo pero nunca sabemos hacia dónde. Esa es la forma en la que nos olvidamos de nosotros mismos.

    Un abrazo a todos.

    ResponderEliminar
  4. Lo prometido es deuda ....
    Yo creo que somos como ovejas corriendo arriba y abajo siguiendo el rumbo que marca la sociedad que seria nuestro pastor, aquel que nos da los latigazos para marcar el rumbo de nuestra vida.
    Por que le damos mas importancia a lo que dirá la gente que a nuestra propia felicidad ???

    Ej:
    No tiene trabajo .... eso que no busca

    *Vaya pintas ... parece que ha venido del pueblo

    *Compras algo de segunda mano ... que no te llega para uno nuevo

    *Vaya coche mas viejo ... Haber si te lo cambias, que ya toca !!!

    Y según lo que nos digan actuamos !!!

    ResponderEliminar
  5. Muy bien, Eva, por haber decidido hace tiempo dejar de "correr", apearte del tiovivo loco, de la azotea del mecano que han construido aquellos que siguen corriendo de acá para allá y dando gritos que no suenan a nada, descastados y reacios, esos cuerdos locos como los llamas tú, y que miran nuestro "arrojo" como raro y loco

    ResponderEliminar
  6. ¿Porque corremos? ¿a quien o qué queremos alcanzar? ¿es que nos pensamos que por mucho correr llegaremos antes? ¿a quien queremos "engañar"? ¿al tiempo que viene o al que se nos va?
    La verdad es que muchas veces utilizamos la prisa como una simple excusa para evitar aquello que no nos agrada, para eludir un contacto incómodo, para no pensar demasiado en algo que queremos o necesitamos olvidar... ¿no os ha pasado en alguna ocasión tener que sufrir las prisas de alguien que quiere ser atendido cuanto antes porque tiene mucha prisa y al rato encontrarlo charlando o perdiendo el tiempo de la manera más tonta?
    Creo que a veces la prisa nos arrastra, o mejor dicho, nos dejamos arrastrar por ella... Cuantas veces me pasa que al coger el coche, y a pesar de que suelo conducir muy tranquilamente, pienso que ese trayecto lo voy a hacer con más calma de la habitual, por cualquier motivo (estoy cansado, necesito tranquilidad, quiero escuchar algo en la radio...)Luego empiezo a conducir y sin darme cuenta me dejo llevar por lo que me rodea y termino acelarando más de lo que quisiera... hasta que me doy cuenta, soy consciente del hecho, y levanto el pie del pedal y me rio en mi interior pensando que soy tan tonto como todos por querer llegar antes que ellos.
    Y como este ejemplo podrían ser otros muchos, aplicados a lo cotidiano de la vida... y siempre llegas a la misma conclusión. ¿Porqué tengo tanta prisa si voy a llegar cuando tenga que llegar? ¿Que me mpide disfrutar del viaje y no desear llegar al final solamente, como si lo que me voy a encontrar alli sea mucho mejor que lo que he ido dejando a mi paso?
    En definitiva, que no aprendemos nunca y solamente queremos llegar los primeros, ser los mejores, los más fuertes, porque seguimos pensando que el mundo es de los supervivientes...
    Paremos este tren y bajemos a pasear un poquito, que no se ira sin nosotros. Y si se va... no te preocupes que seguro que pasa otro después, pero lo que no te va a quitar nadie es el rato tan agradable que has pasado aprendiendo que el paseo es a veces mas importante que el estar sentado mirando a traves del cristal de la vida...
    Hasta la próxima, un beso...

    ResponderEliminar
  7. Nuestra único objetivo debe ser alcanzar nuestra sabiduría interior, para eso debemos dejar de correr y de hacer maratones por las calles para avanzar con nuestra mente y no con nuestros pies.
    Una gran lección para todos el vernos reflejados en tu artículo Eva, ¡siempre haciéndonos pensar, gracias por abrirnos los ojos que aunque estas cosas las sepamos, las tenemos olvidadas!.

    ¡Un abrazo para ti Eva y saludos a todos los seguidores de La verdad Scarlata!

    ResponderEliminar
  8. Sí, parece que siempre andamos midiendo el tiempo, como si este tuviera un principio y fin. Sin embargo, sólo nuestros actos, decisiones y pensamientos tienen un inicio y un final, el tiempo es eterno.
    Entonces, ¿por qué corremos?.

    Saludos a todos mis seguidores.

    ResponderEliminar
  9. siiiii!!! A veces ya vamos rápido aunque ni sepamos a donde, tipo reflejo condicionado. Te va a parecer una pavada yo lo veo mucho en las esquinas , cuando te doblan los autos a 120km por hora, para qué?? si el semáforo en la otra cuadra está en rojo y va a tener que esperar igual!!!

    Pero no, en las ciudades es llegar, llegar rápido!! al pedo completamente

    ResponderEliminar
  10. Vivimos en un mundo donde nos rige el reloj, para todo hay un horario limitado, para todo hay que correr, incliso ahora mismo, escribiendo estasd palabras, miro el reloj. Que felices seríamos sin prisas, sin estrés, sin horarios que nos aten a la carrera diaria. Creo que es imposible andar el camino de la vida sin prisas, hay prisas incluso en un niño por crecer y ser grande, y no se detiene en pensar que la infancia, la inocencia, es una de las mejores etapas de la vida, con sus pequeños problemas superficiales.
    Tenemos que aprender a detenernos en el tiempo, pero, ¿Como?

    ResponderEliminar

Deja tu comentario