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domingo, 27 de febrero de 2011

Tras las huellas perdidas


El polvo del camino nubla la visión y el calor no acompaña a tener las ideas claras pero, por una inteligencia evolutiva, una memoria abismal y un instinto ancestral, las enormes patas caminan hacia delante sin apenas detenerse en el camino, salvo que algún retoño se separe demasiado y haya que reconducirlo entre los enormes cuerpos grises del resto.

domingo, 20 de febrero de 2011

Las luces de la tortura


El 7 de octubre de 2009, en los informativos de la noche, Matías Prats nos decía que se había abatido a tiros a un perro, de raza dogo, que rondaba abandonado por los alrededores de la provincia de Tarragona y que, previamente, los vecinos del municipio en cuestión habían confundido con una leona. Lamentable.

domingo, 13 de febrero de 2011

Oh la la, c'est l'amour!


En un rincón del alma, allí donde nadie entra, porque no puede, porque es demasiado íntimo y es nuestro escondite, allí donde nos acurrucamos en algunas ocasiones, cuando son las propicias para hacerlo, vive el más puro y bello de nuestros sentimientos, el único capaz de mover el mundo a su antojo. Aquel que nos dibuja en la cara la sonrisa y la arranca cuando quiere, el que domina nuestros pasos al andar y el que hace y deshace las maletas cada vez que lo cree conveniente, siempre guiado por el sentir de los latidos de quien fue poseído por la osadía de su existir.

domingo, 6 de febrero de 2011

Nuestras dos fuerzas

Era 5 de agosto de 2009, hacía bastante calor, incluso en el despacho, así que me recogí mi larga melena con una pinza negra de Evita Peroni y pedí que me subieran una botella de agua fría, no quería llegar deshidratada al mediodía porque, sinceramente, tenía mucho que escribir antes. Y me apetecía.

El día anterior había llorado.

No había motivos aparentes, nada había pasado que desencadenara las lágrimas que por mi cara corrían; sin embargo, sentí una necesidad imperiosa de llorar para sacar y liberar energía contenida de deseos aún no manifestados, así que me liberé, dejé salir el sentimiento de la nostalgia de lo no sucedido para coger una fuerza mayor en su deseo y hacer que su plasmación en el plano material llegara incluso antes de lo esperado.
Me sentí muy bien, incluso reía después de haber encharcado mis ojos y mojado mis mejillas.