Cuando el mar se tiñe de rojo

Otra vez faltan muchos de ellos. Se han ido, llenos de dolor, entre gemidos y lágrimas. Este año, han caído ya unos cuantos centenares, y nadie ha podido salvarlos a pesar de algunos esfuerzos. El sistema lo permite y es imparable mientras no unamos un mayor número de fuerzas, mientras no tomemos una mayor conciencia de la importancia de no infligir dolor, de no matar, de no masacrar a seres de otras especies.

Cada año, entre los meses de octubre y abril, en un pueblo costero de Japón, Taiji, se sucede la más triste de las historias. En una de sus playas y a escondidas del resto del mundo, mueren 20.000 delfines de forma salvaje, a base de arpones clavados en sus cuerpos y de desgarros provocados por los mismos, y es así, como cada año, en un lugar del mundo en que vivimos, el mar se tiñe de rojo con olor a sangre y muerte.

Richard O’Barry, nacido en 1941, fue conocido mundialmente durante la década de los años 60 por ser contratado para entrenar 5 delfines que conformaban los grandes protagonistas de la serie televisiva Flipper. Pero tras la muerte de una de las hembras, Cathy, Richard O’Barry cambió su visión al respecto de estos cetáceos completamente, si bien antes los consideraba animales sumamente inteligentes y sensibles, se dio cuenta que la esclavitud a la que sus vidas estaban sometidas en cautividad era un injusto destino para tan maravillosos seres. Fue así como, desde entonces, su vida la  ha dedicado de forma incansable  a la protección de estos mamíferos.

Su éxito más actual es el documental The Cove, donde con cámara oculta, un grupo de activistas deciden filmar la matanza que cada año cometen los pescadores nipones de Taiji con el fin, según afirman los mismos, de proveer de su carne a todo el país, además de capturar algunos ejemplares vivos para exportarlos a zoológicos marinos y ser entrenados como lo fue Cathy y otros tantos delfines que actúan en estúpidos espectáculos para los humanos. Sin duda, un aporte de luz sobre una terrible verdad que algunos gobiernos niegan fehacientemente ante la evidencia de las imágenes grabadas y de los testimonios originados.

O'Barry ha rescatado y puesto en libertad más de 25 delfines en cautiverio en Haití, Colombia, Guatemala, Nicaragua, Brasil, Islas Bahamas y los Estados Unidos. Sus más de 45 años de experiencia con los delfines y su conocimiento de primera mano sobre los métodos utilizados para capturar y entrenar lo ha llevado por todo el mundo a participar en conferencias sobre el polémico tema de los delfines cautivos, lo que le ha generado grandes enemigos y algunas hostilidades en muchos de los países balleneros, como Japón, Noruega y Dinamarca.

Aún hoy, en pleno siglo XXI, seguimos casi impávidos ante tales hechos, limitándonos a ver esta noticia en televisión o a leer al respecto de la misma sin tomar iniciativa ni participación ninguna en alguna de las diferentes campañas que cada año se desarrollan a favor de la prohibición de tan salvaje tradición.

Como siempre, cuesta romper las costumbres. Sin embargo, las lágrimas de los delfines se repiten de forma incesante año tras año y, como mínimo, debe conmovernos el alma, si bien esto no es suficiente para acabar con esta masacre.

Cada año, cuando el mar se tiñe de rojo, muchos rostros se bañan de lágrimas.

Aquí os dejo un enlace a una entrevista realizada recientemente a Richard O'Barry con algunas imágenes intercaladas de Cathy y su triste historia.


http://www.youtube.com/watch?v=iJszKK9Av_4


A continuación, para lo más valientes, la sesión de cine de hoy, el prestigioso documental The Cove, realizado con cámara oculta y con mucha fuerza de voluntad por parte de los actores activistas y, de forma consciente, en contra de la voluntad de las autoridades niponas.