facebook

martes, 12 de octubre de 2010

Reflexión de un 12 de octubre

Dicen que no hay nada más cierto que lo propio que uno ve, las convicciones con las que vivimos van forjando nuestros principios como personas, pero ¿cuántos principios son los que van conformando nuestro escaparate humano?. Lo que vemos día a día en nuestra cotidianeidad es lo que nos hace ser la persona que hoy somos, porque de cada acción compartida, experimentada, cada decisión tomada, cada paso dado en nuestro avance por el camino que llamamos vida, nos forja una personalidad intrínseca como individuos.

Cada día, cuando nos levantamos, actuamos de forma inconsciente (algunos pocos de forma consciente) en base a nuestro papel en la gran obra de teatro que hemos creado para evolucionar como seres individuales. Y así vamos creando nuestra propia escala de valores y nuestro principios éticos; sin embargo, ¿cuántos de nosotros actuamos siempre de forma coherente en base a ellos?. Quiero decir, podemos querer ser mejores personas cada día que vivimos, en cambio, ¿por qué continuamos con los mismos prejuicios al respecto de las situaciones y personas que nos rodean?, ¿por qué si nuestros principios son el respeto y la tolerancia, por ejemplo, continuamos siendo intransigentes con determinadas circunstancias?, porque omitimos y relegamos a nuestro principios a vivir en un desván que sólo abrimos cuando la necesidad nos obliga o cuando nos sentimos observados por terceros que, libremente, opinarán de nuestros actos y de nuestras palabras; es entonces sólo cuando actuamos en consecuencia de nuestros propios principios, el resto del tiempo lo pasamos dejándonos llevar por la inercia de nuestro día a día sin detenernos a reflexionar apenas sobre nuestros pasos andados desde que nos desperezamos cuando sonó el despertador y hasta que, después de un cansado día de trabajo, volvemos a meternos en la cama, momento en el que, siguiendo la línea de inercia, dejamos que los pensamientos se agolpen en nuestro cerebro dejando que la mente nos domine en lugar de marcar distancia y ser nosotros el depredador que somete a nuestra mente dirigiéndola hacia nuestro bienestar emocional y físico. ¿Inteligencia? Para nada, más bien desidia de nosotros mismos y de nuestro andar. Desperdiciando los días y con ellos, las oportunidades de mejorar. Reaccionemos, nunca es tarde para ello.

Algunos dicen que el destino está escrito, yo digo que lo creamos a medida que vivimos y tomamos decisiones, a medida que elegimos y a medida que aprendemos. Pero para los que sigan opinando que el destino está escrito, yo les digo lo siguiente: sáltate el guión.

6 comentarios:

  1. Efectivamente, Eva; el futuro no sólo no está escrito, sino que simplemente podemos imaginarlo. Imaginar un futuro amañado con recuerdos del pasado de manera que encaje perfectamente con nosotros mismos y con lo que somos. Y es precisamente en nuestra imaginación donde se forjan nuestros sueños y anhelaciones más profundos. A veces, el ser humano es tan necio que no puede más que compadecerse de sí mismo y de su desgracia. Cerrando los ojos a su imaginación, a sus sueños, sin darse cuenta de los regalos que la vida nos hace cada día. Por eso debemos mantener los ojos bien abiertos a la vida, a la señales y oportunidades que ésta nos brinda. Los sueños se cumplen ¡Sí señor! Todos, sólo hay que tener abiertos los ojos y libre el corazón!

    ResponderEliminar
  2. Gracias Maite, qué bonito regalo tu comentario. Muchas gracias, de corazón.

    ResponderEliminar
  3. Bueno, espero que sirva para abrir la veda y que la gente se anime a dejar sus reflexiones y compartirlas contigo. Es un ejercicio estupendo para la mente! Que muchas veces parece que las tenemos dormidas y que solamente nos funcionan unas pocas neuronas y por pura inercia! Jolines!

    ResponderEliminar
  4. Gracias!! Por fin alguien inteligente reflexiona y nos da una lección o recuerda que no solo basta con proclamar nuestros valores y principios a los 4 vientos, sino que tiene muchísimo mas valor el demostrar estos principios en cosas sencillas, relaciones cotidianas, encuentros casuales, conflictos etc. Dejemos de vanagloriamos de estas virtudes que muchos solo plasmamos en palabras y no en actos. Y estos son precisamente los que pueden cambiar el mundo . Sonreíd, ser pacientes, demostrad. ¡Cambiemos el mundo!

    ResponderEliminar
  5. Gracias Michelle, estoy totalmente de acuerdo contigo, y tenemos la obligación de cambiar el mundo para convertirlo en un lugar mejor, es un deber moral que todos tenemos, nadie está libre de exclusión.

    ResponderEliminar
  6. Impresionante Eva la forma que has tenido de transmitirnos que la única forma de evolucionar es tomar consciencia del aquí y ahora para ser conscientes de cada paso y decisión tomada en nuestro caminar por la vida, me ha encantado leerte.

    Un besote,

    Hugo

    ResponderEliminar

Deja tu comentario