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domingo, 31 de agosto de 2014

Costa Brava, un enclave mágico



Aiguablava (Begur), 17 de agosto de 2014 - Girona

Son apenas algo más de las 12.00 del mediodía. LLego al Parador de Aiguablava. Luce el sol, y el agua aparece cristalina entre las rocas y los pinos.


Antes de seguir conquistando el paisaje con la mirada, debo hacer el check in.

Las vistas desde la habitación me obligan a contener el aliento.

Contemplo.

Después, tumbada al sol en la Playa de Aiguablava, preciosa y recóndita cala en la Costa Brava.
Comida en el Restaurant Marivent, ceviche, mejillones de roca y un arroz negro.

El día se pasa con la vista unida al paisaje. Inevitablemente. El paisaje manda, la vista conquista. Y retiene.





Aiguablava y Palamós, 18 de agosto de 2014 - Girona

El despertador no perdona, ni en vacaciones. Si quieres lugares exclusivos, también implican un esfuerzo. Aiguablava es una cala pequeña, si quieres un sitio cerca del agua en este pequeño paraíso, debes madrugar. El desayuno, selecto y con vistas a la cala, ayuda a despertar.


Son las 9.15 horas cuando piso descalza por fin la arena. Obtengo mi recompensa. Primera línea.

El agua está helada. Y cristalina. Me zambullo. El sol empieza a despertar. Y me baña, compitiendo con el mar.

Tras la comida en el Parador, descanso breve y a media tarde, pongo ruta a Palamós, a apenas 25 minutos de camino en coche. 

La cena es espectacular. El sitio un gran acierto. Candiles encendidos en las mesas, marisco cocinado a modo degustación.

Verdejo.

Brisa marina nocturna.

Deleite.







Aiguablava, 19 de agosto de 2014 - Girona

Amanece mi tercer día en la Costa Brava. Aiguablava es un bálsamo para el alma.

Desayuno completo con vistas al mar, playa hasta las 12.30 horas, ducha y la reserva hecha desde primera hora del día en el restaurante.

Toc al Mar, a pie de playa en la misma cala de Aiguablava, tropiezo con un conocido jugardor del Fútbol Club Barcelona, Adriano, que me brinda la oportunidad de fotografiarme a su lado. Y hasta me sonríe.
Sin duda, el sargo hecho al horno de leña, el pulpo a la brasa y las navajas a la leña de encina junto con el Albariño consiguen que la mañana y el día sigan cogiendo cuerpo de verano.

Toc al Mar, una recomendación para todo el mundo, buen sitio para quien disfruta con el marisco y pescado que el propio restaurante pesca cada día al amanecer en la costa begurense.






Cadaqués y Camino de Ronda de Aiguablava (Begur), 20 de agosto de 2014 - Girona

Amanece nublado y amenaza lluvia.


La tramuntana se había calmado la tarde anterior y eso hacía prever que hoy habían posibilidades de lluvia. El mar embravecido. Lo observo al descorrer las cortinas de mi habitación, y me mira implacable, casi como si tuviera algo que decirme.

Pero yo siempre sonrío.

No hace día de playa, así que tras el desayuno ponemos rumbo de una hora y media de coche para llegar a Cadaqués, ese pintoresco pueblo marinero que pertenece a la comarca de l' Alt Empordà en Catalunya y que es conocido por ser el pueblo más oriental de toda la Península Ibérica, también famoso por haber sido morada estival del conocido pintor Salvador Dalí, quien se instaló allí a su vuelta de Nueva York en 1948. También Pablo Picasso, Federico García Lorca, Marcel Duchamp, Joan Miró, el autor catalán Josep Pla, y una lista interminable de bohemios escritores, pintores y  poetas. Actualmente otras celebridades nacionales e internacionales encuentran también en este rincón catalán uno de los paisajes más idílicos para hallar su inspiración y la paz que uno necesita para dar rienda suelta a su imaginación.

Y a todas las emociones que se esconden por semanas, meses, y hasta años.

Paseo por la bahía de Cadaqués, tiendas artesanas, visita a la casa donde residió Pablo Picasso en 1910, calles empedradas, casas encaladas de blanco con puertas y ventanas pintadas en azul, rincones bellísimos a cada paso... y caminando bajo sol y nubes, llega la hora de buscar algún lugar frente a la bahía de Cadaqués para comer con el sonido de las olas bautizando el pequeño festín.

Sin duda, un día inolvidable.

De vuelta al Parador de Aiguablava donde nos alojamos, ya avanza el atardecer, pero aún queda tiempo para hacer parte de uno de los famosos caminos de ronda de la costa de Begur. Partiendo de Aiguablava emprendemos una ruta a pie de 2 km, un muy estrecho camino de tierra y piedra a través de preciosos acantilados, calas minúsculas, rocas, pinos, arena, casas marineras escondidas y una puesta de sol que nos va cautivando segundo a segundo.

Sin duda ahora puedo afirmar que, siempre, después de la lluvia, sale el sol. Y el sol quiso poner el punto y final de un día que se describió como perfecto.

De regreso a nuestra habitación, nos encontramos una  botella de una excelente firma de cava y una bandeja de trufas regalo del Director del Parador, Diego Arnaste, que sin duda, fue toda una sorpresa y el colofón para cerrar un día al que ya no se le podía pedir más.

La vida nunca deja de sorprenderte.








Illa Roja y Aiguablava, 21 de agosto de 2014 - Girona

Son las 8.00 a.m y otra vez descubro un día nublado y con augurio de lluvia más pronto que tarde. Sin embargo, eso no me frena en la intención de visitar la única playa naturista (nudista) que tiene Begur.


La cala de la Illa Roja, en la costa begurense, está formada por una extensa playa de arena gruesa y oscura situada entre el norte de este municipio y el norte de Pals. Se accede a ella mediante el Camino de Ronda que va entre la Cala Sa Riera (Begur) y la Platja del Racó (Pals).

Debido a su privilegiada ubicación, no es posible acceder a esta cala si no es pasando por este camino, ya que no se puede llegar a ella directamente en coche y carece de servicios habituales como chiringuitos de playa o ni siquiera ningún vendedor ambulante. Absolutamente escondida y aislada, es una playa ideal para aquellos que deseen practicar nudismo y disfrutar de una playa con gran sensación de libertad y silencio.

Es, en definitiva, una cala de características muy exclusivas cuyo nombre se debe a la inmensa roca de color rojizo que preside su orilla, alzándose majestuosa ante la mirada de los pocos que frecuentamos este rincón.

Caen algunas gotas y eso, sin embargo, tampoco me impide bañarme y nadar disfrutando de una sensación inigualable de paz y libertad.

Un momento que trasciende el mero hecho de ir a pasar una mañana a la playa. 

A mediodía regresamos a la Cala de Aiguablava y continuamos nuestro deseo de seguir tumbados al sol que, como ayer, ha salido después de la lluvia, y darnos un último chapuzón antes de la comida en la que es nuestra cala favorita de toda la Costa Brava desde hace ya mucho tiempo.

La tarde de hoy, es de relax y descanso en los jardines del parador, tomando un cóctel frente al mar y con un buen libro en las manos, haciendo honor a mi pasión por la lectura.

Para la noche, nos espera la reserva que hicimos por la mañana en el Restaurante Marivent, con unas vistas incomparables sobre la Cala de Aiguablava, iluminada entre farolillos y velas que el propio restaurante dispone. Un marco incomparable para una velada de romanticismo donde sólo te encuentras con adultos y destaca la ausencia de niños por la noche (algo que no sucede los mediodías).

Tras la cena, una copa en la zona chill out del mismo restaurante, justo sobre la propia Cala.

Arena, copas, luna llena,el sonido de las olas y algo de música completan el momento.

Se nos hace tarde. Mirando el reloj, nos acercamos a las 2.00 de la madrugada, hora de retirarnos a descansar. Un día más en el que la Costa Brava nos ha regalado algo de lo salvaje que tiene, pero también su lado más romántico.







Parador de Aiguablava, 22 de agosto de 2014 - Girona

Día oscuro, día de tormenta. Nos toca cancelar la comida que teníamos prevista en la Cala Sa Tuna.


Día de relax en el Parador, la lluvia hoy no nos permite salir. Hay mucha fuerza en ella.

Contemplo la belleza natural y la fuerza de la naturaleza que me regala un paisaje de ferocidad como pocos se ven. El sonido de los truenos silencia las voces, la luz de algunos rayos sobre el mar es un espectáculo sin igual que puedo contemplar desde mi habitación, sosteniendo un libro en las manos, tumbada y felizmente tranquila, regocijándome en la paz que me aporta la situación.

Roiboos, libro de 1.200 páginas de Edward Ruthefuld, música zen y tormenta de verano con vistas que quitan el aliento.

 Así transcurre el día de hoy, entre las bambalinas de la desconexión.





Aiguablava, 23 de agosto de 2014 - Girona

Hoy luce el sol, pero la temperatura ha bajado y en la playa, aunque optamos por visitarla y darnos un chapuzón, hace más bien frío. La tramuntana incesante que trae aroma a mar y pino y el verano tan atípico de este año en cuestión de temperaturas son los causantes de que la estancia sobre la arena hoy sea tan corta.


A mediodía, nos visitan algunos familiares y repetimos restaurante con reserva de mesa otra vez en el Toc al mar, pero esta vez, no para dos, sino para cuatro, entre los que está mi querido padre.

Tras la comida, invitamos a nuestros acompañantes a unas copas y trufas en la terraza con vistas panorámicas del parador donde nos alojamos, y nos encontramos con una preciosidad felina cuya compañía es bien recibida por todos. Una preciosa gata negra con unos ojos verdes hipnotizadores.

Cuanto más la miraba, más pantera me parecía.

La noche, de relax en el parador. Empezamos a despedirnos, esta es nuestra última cena aquí. Mañana nos espera un lugar para cenar más que espectacular en el cercano pueblecito marinero de Llafranc, junto a Begur y Callela de Palafrugell, la mesa está reservada desde hace varios días. El lugar lo merece.





Aiguablava y LLafranc, 24 de agosto de 2014 - Girona

Siguiendo con un deseo irrefrenable de relax, regresamos a la playa a pasar la mañana y tumbarnos al sol.

A mediodía nos despedimos de la última comida en el parador con esas vistas que prácticamente a diario nos han dejado sin habla mientras la contemplábamos.

Por la tarde, optamos por un paseo por el pueblecito de Llafranc, una de esas pedanías costeras de Palafrugell, una localidad pintoresca situada sobre una costa rocosa, junto a otro pueblo turístico y conocido también como es Calella de Palafrugell.

Tras un paseo, pasando por su club naútico y el paseo peatonal junto a la playa, nos disponemos a ir en busca del emblemático Far de Sant Sebastià, inaugurado el 1 de octubre de 1857 y cuya luz alcanza unas 32 millas náuticas. Situado a 169 metros sobre el nivel del mar, desde su mirador, la vista de Palafrugell y Llafranc son espectaculares y sin comparación alguna.

Tras respirar la calma que ofrece un paisaje envuelto por un mar azul inmenso y una tramuntana que se empeña en estar presente día y noche, nos disponemos a cenar en la reserva que ya habíamos hecho unos días antes en el romántico y precioso Restaurante del Hotel El Far, con vistas incomparables a 175 metros de altura en un acantilado sobre el mar y una exquisita gastronomía catalana basada principalmente en la pesca que ofrece la lonja de Palamós.

La experiencia es maravillosa. Sin duda un lugar más que recomendable al que, con seguridad, pretendo volver.

El ambiente lo es todo. Viento, mar, olor a salitre y citronella, velas encedidas, luces tenues, y un albariño que va abriendo el apetito de la cena con langosta y rodaballo. Romanticismo por doquier.

La luz del faro nos alumbra mientras salimos del restaurante de regreso a Aiguablava, y nos vamos despidiendo con miradas, y entre mirar la luz del Faro y la inmensa cantidad de estrellas en el cielo, se nos cruza la primera estrella fugaz que conseguimos vislumbrar este verano.

Será que todo estaba predispuesto.

Un regalo del cielo.







Aiguablava, 25 de agosto de 2014 - Girona

Hoy es el último día y la última noche aquí. Mañana partiremos de regreso a casa. Este es el motivo que nos lleva a cancelar nuestros planes de volver a visitar la cala Sa Tuna (a la que en otras ocasiones he visitado) y quedarnos a modo de despedida en la pequeña cala de Aiguablava. El buceo aquí es una opción más que recomendable, puesto que el fondo marino es espectacular: peces de diferentes colores y tamaños, erizos de mar, alguna que otra morena, algo de coral y grandes rocas que conforman pequeñas cuevas y rincones marinos dignos de ser visitados. Todo un deleite para la vista y el alma siempre y cuando sea una actividad que te agrade.


Por la noche, nuestra despedida la llevamos a cabo en el Restaurante Marivent, donde todo empezó hace ya mucho tiempo cuando descubrimos este pequeño paraíso en la costa catalana.










Aiguablava, 26 de agosto de 2014 - Girona

El último desayuno con vistas al mar y a los acantilados de Aiguablava.


Maletas. Despedidas. Nostalgia y también ilusión.

Aiguablava, gracias otra vez. Volveré a tu encuentro, como cada verano. Sin darme cuenta, te has convertido en un clásico en mi vida.

Siempre encontraremos la forma de volver a conectarnos. Una mirada frente a frente aquel día en tu playa fue suficiente para toda una vida.








15 comentarios:

  1. ¡Pues tiene pinta de que lo habéis pasado genial! Abrazos mil a los dos!

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  2. La Costa Brava y tú os parecéis, será el azul...

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  3. Un relato más corto que en otras ocasiones, pero no por eso menos intenso. Siempre consigues transmitir esa emoción tuya de cómo vives las experiencias y de alguna forma todos hacemos el mismo recorrido que tú en cada viaje, gracias por compartir tanto Eva.

    Un besazo.

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  4. ¿Por qué siempre sales tan guapa en las fotos? Jajaja qué envidia!.
    La Costa Brava es un lugar único dentro de la Península Ibérica, está claro que es un paraíso sin comparación alguna en nuestro país. Es un viaje pendiente que tengo, pero tengo que subir desde el sur, a mí me coge algo más lejos que a ti.

    Gracias por el relato, siempre maravilloso.

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  5. Como siempre, excelente en tu capacidad de transmitir. Gracias otra vez a nuestra querida autora.
    Desde niño, la Costa Brava ha sido mi destino para desconectar y encontrarme a mí mismo. Comparto tus emociones, Aiguablava es especialmente bella dentro de la Costa Brava.

    Un abrazo Eva.

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  6. No ha quedado mi comentario escrito, no lo entiendo, me ha gustado mucho tu experiencia veraniega, y te agradezco que me hagas partícipe de ellas, se ve que has disfrutado de lo lindo y en unos ambientes selectos...Qué pena que yo nunca me podría dar esa satisfacción...En fin, habrá que conformarse con lo que se tiene.. Un beso Eva..♡♥♡♥♡♥

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  7. Un viaje de bienestar. Un lugar precioso. Y una protagonista guapísima.

    Gran relato.

    Saludos a todos.

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  8. Pues Aiguablava parece una cala de ensueño, las fotografías lo dejan claro, y tu texto también. Alguien decía por ahí arriba que la Costa Brava y la autora se parecen. Las dos tienen mucho de belleza y algo de salvaje, opino lo mismo.

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  9. Como siempre sorprendida por tu capacidad narrativa. ¡Me alegra que hayas disfrutado!

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  10. Bonitas vacaciones, ¡felicidades Eva, siempre tan feliz!

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  11. Tú sí que sabes querida: ¡sabes pasarlo en grande y sabes escribir de narices!

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  12. Un sitio de ensueño, del que trasmites con emoción su idiosincrasia. A cualquiera que lo lea, le entrará el gusanillo de ir a visitar ese magnifico lugar, de la costa catalana. Me encanta como lo cuentas.

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  13. Mágica Costa Brava, un lugar precioso que descubrí siendo niña y al que cada año necesito regresar en algún momento. A veces por unas vacaciones, otras sólo por un corto descanso. Pero siempre siempre siempre Costa Brava es un lugar donde soy feliz y siento que la vida renace.

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  14. Gran relato Eva, como siempre.

    Un beso.

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