“Es considerablemente difícil creer en la libertad cuando vivimos en una sociedad llena de impuestos. Impuestos morales, impuestos económicos, impuestos protocolarios, impuestos de prejuicios, impuestos absurdos que nos llenan la vida de absurdidades emocionales, consiguiendo que nos hallemos encadenados a un montón de pagos que son imposibles de ignorar en nuestros quehaceres cotidianos y en nuestras conductas cotidianas, en nuestras decisiones y en nuestros gestos para con los demás. De ahí, nuestra no-libertad. Porque en la huella de cada paso que damos yace alguno de estos impuestos poco gratos que no nos dejan expresarnos desde nuestro interior tal cual somos, sin apariencias impuestas por otros desde que venimos al mundo. Y es de esto de lo que debemos desprendernos a conciencia, tomando las riendas de nuestra fuerza interior para expresarla y mostrarla al mundo tal cual es, en su forma y contenido. En su esencia.
